El necesario papel vertebrador de las empresas modernas

¿Te perdiste el artículo sobre SANNAS en el número 30 de la revista Ciudad Sostenible, en el que Francisco Romero (de Lógica’Eco) nos explica el papel que deben representar las empresas modernas en la sociedad? Aquí puedes leerlo…

SANNAS empresas con ánimo de cambio

La RAE define a la empresa como una unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios lucrativos. Esta forma de entender la empresa desde una sola dimensión, la puramente productiva, se debe a la visión que ha imperado en la economía desde la Revolución Industrial y la extensión posterior del capitalismo. Si el mercado es solamente un juego entre la demanda y la oferta de un producto o servicio, la empresa es su instrumento principal, y tiene que ser lo más eficiente posible para satisfacer la demanda y extraer el mayor beneficio económico posible de la actividad. Esta es una forma de entender la vida propia del pasado. Hoy, es imposible pensar que la empresa es solo una forma de producir y que la maximización del beneficio es su leitmotiv.

Y ello, ¿por qué?

Primero, porque la empresa, sea más grande o más pequeña, es un grupo de personas que se relacionan diariamente y que tienen sueños, problemas, circunstancias, necesidades, etc. No podemos obviar a las personas que trabajan en las empresas como se hacía antes. No somos capital humano, ni un recurso más: damos el sentido a las empresas. Además, no solo importan las personas que creamos, dirigimos o trabajamos en las empresas, también las que se relacionan con ellas: clientes, proveedores, colaboradores, etc.

Segundo, porque en esa definición tradicional de la empresa, se olvidó un elemento esencial: el entorno. En el siglo XIX los recursos naturales no entraban en la fórmula que definía la economía: todo se reducía a una relación entre el capital invertido, los recursos humanos y las materias primas. Nadie pensó que éstas podrían ser cada vez más escasas, más inaccesibles, o que supondrían destrozos en términos de contaminación, destrucción del paisaje y emisiones de gases de efecto invernadero, que estamos pagando y pagaremos durante las próximas décadas.

¿Qué y cómo se produce?

La reacción tradicional ante esta concepción anticuada de la empresa ha sido de rechazo por parte de mucha gente. Algunos han optado por entender la empresa como un sitio de conflicto entre directivos y trabajadores; otros, por un medio inevitable para “ganarse la vida”; y los menos, han ido zigzagueando para vivir al margen del entorno empresarial. Pero ninguna de estas estrategias ha reconocido el papel fundamental que tienen las empresas en la construcción de tejido socioeconómico y en la cohesión social. Es inimaginable pensar en una sociedad avanzada sin empresas modernas que asuman su papel vertebrador y que le den sentido a lo que producen y, sobre todo, a cómo lo producen.

Las certificaciones de Calidad o de Medio Ambiente, la Responsabilidad Social Empresarial, las políticas de conciliación o de igualdad, son reflejo de que el concepto de empresa no puede responder a criterios de siglos pasados. Han sido pasos muy importantes en el camino hacia una nueva empresa, pero ya han quedado superados por una visión más profunda: las empresas no solo no deben minimizar su impacto social y ambiental, sino que deben contribuir a impactar en positivo.

Nuevos referentes

Por eso asistimos a esta efervescencia de movimientos en el entorno empresarial que busca nuevos referentes: la economía del bien común de Cristian Felber, las empresas B, la blue economy, el enfoque Cradle to cradle, los mercados sociales, etc. Todos estos movimientos responden a una premisa: si cambiamos la forma de entender a las empresas, cambiaremos el mundo.

En este contexto, nace SANNAS, la Asociación de Empresas por el Triple Balance. Porque no nos sentimos representados por las Asociaciones Empresariales existentes, que se estructuran en torno a si la empresa tiene o no ánimo de lucro. Unas se aferran a un modelo antiguo en el que el balance social y ecológico de una empresa no tiene ninguna importancia. Y otras, porque inciden en la necesidad de renunciar al lucro. En SANNAS pensamos que esto no es lo esencial. Lo importante es si la empresa tiene ánimo de cambio. 

Misión y visión de SANNAS

Sannas es una asociación que en menos de un año de vida cuenta ya con más de sesenta empresas de diferentes sectores (consultoría, diseño, bioconstrucción, energías renovables, eficiencia energética, turismo responsable, cohousing, alimentación, arquitectura, comunicación, producción digital, moda, prensa, etc.), y que pretende convertirse en altavoz de las empresas que quieren ser medidas no solo por su balance económico, sino también por el social y el ecológico.

Nuestra visión es que SANNAS sea una asociación empresarial que tenga interlocución con otras asociaciones, entidades y administraciones públicas, de cara a promover los valores que inspiran el Triple Balance en el ámbito empresarial. Funcionamos de forma democrática y transparente, nuestra estructura es horizontal y aunque promovemos la implicación del socio, no se exige más participación que la cada uno quiera tener.

¿Qué ofrece la Asociación?

Los servicios que SANNAS presta a sus socios hoy son los típicos de una asociación empresarial (comunicación, networking, formación, lobby e innovación), pero además estamos realizando talleres de investigación para identificar los indicadores que permitan medir el Triple Balance de las empresas e integrarlo como una herramienta más de la gestión empresarial. No queremos hacerlo sobre un modelo teórico, sino sobre las dimensiones reales de la gestión empresarial de una pequeña y mediana empresa: en la definición del modelo de negocio, en los productos y servicios, en el modelo de financiación, en la relación global con la sociedad (clientes, trabajadores, colaboradores, proveedores, etc.) y con el entorno en el que nos ubicamos físicamente.

Pero lo mejor de todo es que SANNAS está aún por construirse y cualquier empresa con ánimo de cambio puede participar en ese proceso. ¿Te apuntas?

 

Francisco Romero

CEO Lógica’Eco

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